Este síndrome derivado de malos hábitos de vida, una mala conducta alimentaria y el sedentarismo, está poniendo en riesgo a muchos sectores de la población.
El Síndrome Metabólico, también conocido como Síndrome de Resistencia a la Insulina, no es técnicamente una enfermedad, sino un grupo de problemas que coexisten en una persona y que son causados por factores genéticos y estilos de vida inadecuados. Se trata de una pérdida de respuesta fisiológica de tejidos periféricos a la acción de la insulina, los valores insulínicos en sangre provocan un agotamiento de las células pancreáticas, para luego concluir con una aparición temprana de la diabetes.
Este síndrome posee múltiples componentes: obesidad abdominal, dislipemia, hipertensión e hiperglucemia. Muchos médicos lo describen como un estado previo a la diabetes y un factor de riesgo cardiovascular. En España, existe entre un 15 y un 20 por ciento de la población afectada.
Consecuencias
Esta enfermedad acelera marcadamente la aterosclerosis debido a la aparición de cantidades aumentadas de triglicéridos en sangre, sumado a los bajos valores de colesterol de alta densidad (HDL) y a la presencia de una alta cantidad de lipoproteínas de baja densidad (LDL). También existen otros trastornos adicionales tales como el síndrome de ovario poliquístico, hígado graso, cálculos biliares por el colesterol y alteraciones del sueño. Uno de los órganos más afectados es el hígado.
Detección
La detección puede hacerse por parte de los profesionales con mediciones antropométricas simples como peso, talla, circunferencia de la cintura y pruebas de laboratorio como glucemia y los lípidos sanguíneos.
El Síndrome Metabólico se diagnostica en las personas que se identifican con más de tres de estos factores de riesgo:
Factores de riesgo | Mujeres | Hombres |
Obesidad abdominalPerímetro de cintura | Mayor o igual a 88 cm | Mayor o igual a 102 cm |
Triglicéridos altos | Mayor o igual a 150 mg/dl | Mayor o igual a 150 mg/dl |
Colesterol HDL bajo | Menor 50 mg/dl | Mayor 50 mg/dl |
Tensión arterial alta | Mayor o igual a 85 mm HgMayor o igual a 130 mm Hg | Mayor o igual a 85 mm HgMayor o igual a 130 mm Hg |
Glucosa en ayunas alta | Mayor o igual a 100 mg/dl | Mayor o igual a 100 mg/dl |
Datos según la Asociación Americana del Corazón (2005)
Factores que pueden aumentar la probabilidad
Las personas que presenten alguno de estos factores pueden estar dentro de las probabilidades de desarrollar esta enfermedad.
• Edad: la incidencia de este síndrome aumenta con la edad.
• Origen étnico: hispanos y asiáticos más propensos.
• Índice de masa corporal: Mayor a 25,
• Antecedentes familiares.
• Tabaquismo.
• Beber en exceso.
• Estrés.
• Estado posmenopáusico.
• Dietas ricas en grasas.
• Estilo de vida sedentario.
Prevención
Reducir las probabilidades del desarrollo del Síndrome Metabólico se consigue teniendo un estilo de vida saludable. El principal objetivo para prevenirlo es disminuir los factores de riesgo de problemas cardiovasculares o diabetes millitus. La prevención se debe apoyar en dos pilares principales: una pérdida de peso por medio de una dieta adecuada y la práctica periódica de actividad física. Esto hará mejorar la sensibilidad a la insulina, corregirá enfermedades metabólicas e impedirá la aparición de problemas cardiovasculares asociadas.
Pérdida de peso
La disminución del peso corporal es parte esencial en personas que se encuentran en riesgo de padecer este síndrome. Reducir entre un 5 a 10 por ciento de su peso anualmente es lo más aconsejado. Es necesario mantener una dieta balanceada baja en calorías, con un porcentaje de proteínas óptimo y de alto valor biológico, los carbohidratos deben ser de bajo índice glucémico, las grasas deben aportar ácidos grasos esenciales y las vitaminas liposolubles deben administrarse en valores necesarios.
En este caso, es ideal el plan que ofrece “La dieta Kot”, una herramienta terapéutica perfecta para reducir el riesgo previniendo la aparición o bien, mejorando el estado de la enfermedad. Sus productos cumplen a la perfección lo necesario para cuidar el estado de salud y promueve una mejora de los componentes que definen este síndrome.
Actividad física
El ejercicio físico es un elemento imprescindible para mantener un buen estado de salud, sobre todo porque produce efectos positivos sobre el metabolismo a nivel general. Específicamente, el ejercicio mejora la sensibilidad a la insulina, disminuye la lipogénesis (formación de grasa) y aumenta el gasto calórico. El músculo es el tejido más insulino-sensible en el cuerpo y, por lo tanto, es un blanco primario en el impacto de la resistencia a la insulina. Por otro lado, el ejercicio debe ser una parte fundamental para combinarlo con un plan alimentario para la reducción de peso. Un gasto energético moderado proveniente del ejercicio es lo ideal, pero nunca hay que olvidar que realizarlo en forma incorrecta puede transformarse en un riesgo para la salud. En muchas ocasiones no se tiene en cuenta qué ejercicio hacer, con qué frecuencia practicarlo, qué intensidad usar ni qué objetivo alcanzar. Esto se debe a que existen creencias populares de que “cuanto más ejercicio, más beneficio”, siendo esto incorrecto. En el caso de la prevención del síndrome metabólico, la práctica de deporte tiene que ser moderada para mejorar la sensibilidad a la insulina y el control glucémico, corregir el perfil lipídico y reducir la presión arterial. Dados todos estos beneficios, el deporte puede mejorar el pronóstico de pacientes y puede hacer desaparecer los factores de riesgo.
Las claves son: realizar visitas regulares al médico y experimentar un estilo de vida saludable, partiendo de una alimentación adecuada, cuidando el peso y practicando ejercicio físico, De esta manera, se logrará hacer desaparecer algún indicio de la enfermedad. Es oportuno remarcar que el plan alimentario que ofrece el método Kot puede ser una herramienta necesaria para tratar este mal o prevenir su aparición.
Lic. Rodrigo di Gregorio