La motivación, como la definición lo dice “Es el estímulo que mueve a la persona a realizar ciertas acciones y persistir en ella hasta su culminación”. Este estímulo deriva en una conducta que permite satisfacer una necesidad creando un impulso para que se ponga en marcha la acción.
El dicho popular “El que quiere puede” no hace más que hacer referencia a que se debe buscar un motivo y estar convencido de ello para poder lograr el objetivo propuesto. A eso mismo se le llama motivación y no entusiasmo, con lo que se suele confundir muy a menudo.
El primer paso: Identificar la causa.
Por ejemplo:
• Estoy nervioso, necesito liberar la tensión.
• Estoy estresado, quiero cambio de aire.
• Me duele espalda, me gustaría reforzarla.
• Antes jugaba al futbol, ahora no aguanto ni 15 minutos de actividad con mis hijos, me gustaría aumentar mi resistencia.
• Me agito mucho al subir escaleras, quiero aprender a controlar mi respiración.
• No tengo fuerza, mis músculos están débiles, me gustaría fortalecerlos.
• Tengo las rodillas gordas, quiero adelgazarlas.
• Tengo el pompis caído, me gustaría tonificarlo.
• He engordado sin darme cuenta, necesito quitarme los kilos de más.
• Mi trabajo es sedentario, me gustaría moverme más.
El segundo paso: Pensar y concienciarnos de las ventajas y beneficios que nos aportará el ejercicio con el fin de despertar y desarrollar la motivación.
Por ejemplo:
• Ayuda a conciliar y mejorar la calidad del sueño.
• Mejora la imagen personal y permite compartir una actividad con la familia y amigos.
• Ayuda a liberar tensiones y mejora el manejo del estrés.
• Ayuda a combatir y mejorar los síntomas de la ansiedad y la depresión
• Aumenta el entusiasmo y el optimismo.
• El mejor aliado para acompañar una dieta para bajar peso.
Una vez este paso es consolidado, la práctica de ejercicio se puede adoptar como un estilo de vida. En momentos donde el esfuerzo físico genera cierto agotamiento u otro factor que haga aparecer un pensamiento negativo (deserción, sedentarismo) debemos apoyarnos en una causa sólida que nos ayude a dispersar esos pensamientos. Es importante conocer los beneficios que la actividad física conlleva para seguir adelante y promover el cambio.
Está claro que solo con entusiasmo no se logra un cambio tan sustancial. Por ello hay que tener en cuenta ciertos puntos que harán que las sesiones de deporte sean seguras, agradables y adecuadas para quienes las practiquen.
Consejos para comenzar un plan de ejercicios.
• Practica un deporte para divertirte.
• No sometas al cuerpo a sesiones extremas.
• Haz deporte en condiciones medioambientales adecuadas, sin excesivo frío ni calor.
• Déjate asesorar por un especialista del deporte que te guiarán de forma adecuada.
Pautas para lograr una forma física adecuada.
Ponerse en forma y poder hacer que la práctica de actividad física la prolonguemos en el tiempo depende en gran parte del nivel de intensidad con el que se comienza.
Pasar previamente por un periodo de adaptación al ejercicio es esencial para lograr una condición física apropiada. De esta forma no deberíamos someter al cuerpo a sesiones de entrenamiento largas e intensas porque se pueden producir lesiones, cansancio, desgano, frustración y/o abandono de la actividad física.
Aquí algunos consejos para comenzar tu plan.
Cada etapa es conveniente realizarla un mínimo de dos veces a la semana, durante 2 a 3 semanas cada una.
Primera Etapa.
Paseos de 45 minutos siguiendo algunas pautas.
Cuatro series de 5 minutos a ritmo medio, 5 minutos acelerando el paso, bajar el ritmo considerablemente en los últimos 5 minutos .Si en un principio tu respiración se acelera, es normal, estás experimentando un cambio fisiológico llamado Segundo Aliento.
Segunda Etapa.
Paseo de 45 minutos realizando los primeros 10 minutos a buen ritmo, los segundos 25 minutos a ritmo alto y los últimos minutos a ritmo del inicio. Las sensaciones pueden ser las mismas del principio pero ya se va logrando más forma física.
Tercera Etapa.
Comenzar andando a ritmo alto. Este durará 45 minutos que se dividirá en 4 series de 10 minutos cada una. Los últimos minutos son para volver a la calma. En este nivel existen varios tipos de series que se pueden realizar con diferentes intensidades. Éstas deberán ser escogidas según la forma física que se haya logrado hasta el momento. Si la capacidad aeróbica es buena se pueden elegir las 4 series que más esfuerzo físico requieran. Por el contrario, si la capacidad aeróbica no es buena se pueden comenzar por las series que menos esfuerzo físico demanden para luego ir aumentando el nivel, logrando así una mejor adaptación al ejercicio.
Cada serie se puede realizarán de la siguiente manera.
7 minutos andando a ritmo alto y a trote lento 3 minutos.
6 minutos andando a ritmo alto y a trote lento 4 minutos.
5 minutos andando a ritmo alto y a trote lento 5 minutos.
4 minutos andando a ritmo alto y a trote lento 6 minutos.
3 minutos andando a ritmo alto y a trote lento 6 minutos.
2 minutos andando a ritmo alto y a trote lento 7 minutos.
1 minutos andando a ritmo alto y a trote lento 9 minutos.
Si el nivel físico es más elevado, simplemente se pueden realizar carreras a ritmo tranquilo durante 40 minutos y los 5 minutos andando.
Siguiendo estos consejos podrás practicar un plan de ejercicio que colaborará para conseguir una aptitud física adecuada, obteniendo así hábitos de vida saludables.
En especial la motivación, un buen plan de entrenamiento y una dieta adecuada deben ser las claves para que la vida dé un cambio hacia el bienestar y el cuidado de la salud.
Es conveniente recordar que teniendo la motivación apropiada para llevar un ritmo de vida saludable los beneficios que obtendremos serán numerosos.